jueves, 15 de agosto de 2013

Los 15 mejores blog de Psicología, Desarrollo Personal y Autoayuda. Muy recomendable


Mística y espiritualidad: http://todoempezohacemuchotiempo.blogspot.com.es/

Expertos en el tratamiento de ansiedad, estres y depresión:

http://expertosansiedadestresydepresion.blogspot.com.es/

Psicología Positiva y Transpersonal: http://psicologiapositivaytranspersonal.blogspot.com.es/

Todo sobre Psicólogos y Psicología: http://psicologosypsicologia.blogspot.com.es/

Psicología de la Abundancia: http://psicologiadelaabundancia.blogspot.com.es/

El secreto de ser positivo y tener una vida feliz: http://elsecretodeserpositivo.blogspot.com.es/

Cuentos para reflexionar y cuentos como terapia:

http://nasrudinyotroscuentossufi.blogspot.com.es/

Todo sobre el Envejecimiento Activo:

http://envejecimientoactivoypersonasmayores.blogspot.com.es/

La Psicología Imparable: http://lapsicologiaimparable.blogspot.com.es/

Aldebarán Psicología: http://aldebaranpsicologia.blogspot.com.es/

Todo para trabajar tu Bienestar Emocional: http://bienestaremocionalsevilla.blogspot.com.es/

Talleres sobre Bienestra Emocional: http://tallerdebienestaremocional.blogspot.com.es/

Todo sobre la enfermedad del Alzheimer: http://politicas-alzheimer.blogspot.com.es/

El Blog de los Buscadores. Si quieres aprender a bucear, escríbenos, nosotros pondremos el océano donde sumergirte. Talleres de Autoconocimiento y Desarrollo Personal para España y Europa. Centro de Psicología Transpersonal y Positiva en Tomares y Sevilla:

http://aldebaranlaestrelladelbuscador.blogspot.com.es/


Centro de Psicología y Terapias Alternativas de Tomares y Sevilla. PSICOLOGÍA CLÍNICA INFANTIL Y DE ADULTOS. TALLER DE CONOCIMIENTO Y TRABAJO PERSONAL. CURSOS DE FORMACIÓN A PADRES Y MADRES. TALLERES PARA ADOLESCENTES Y NIÑOS en Colegios y AMPAs:

"Tal vez está buscando entre las ramas
lo que sólo aparece en las raíces."

Rumi


viernes, 2 de agosto de 2013

La Aceptación Hubert Benoit




El Ser se realizará en mí en la medida, en que yo cese de pretender, por mis actitudes interiores, que lo soy ya, que mi aspecto temporal es divino. Cuando me observo, veo que tiendo sin cesar, con todo lo que soy, a modificar mi situación temporal. Que tienda a ello es perfectamente legítimo, es el juego incesante y normal del principio conciliador natural que suscita todos mis impulsos naturales. Lo que no es normal en mí, que soy hombre y no animal, es tender hacía esta modificación de mi situación temporal con todo lo que yo soy En efecto, tengo en mí, al lado de la tendencia a ser temporalmente, la tendencia a ser nada más, a ser sin límites, de una manera absoluta. La primera tendencia es limitada, la segunda prolonga la primera al infinito.
Cuando la tendencia a ser absolutamente se ejerce también en el sentido de la modificación de mi situación temporal, ella se descarría, cae en la trampa de la ilusión de los sentidos, comete el pecado original. Mi necesidad de ser no puede encontrar su realización, por el contrario, sino en la plena aceptación de mi situación temporal tal como ella es en cada instante. Yo no puedo salir, yo todo entero, mi Ser virtual, de mi prisión temporal, más que aceptando la condición prisionera de mi parte temporal. Se ve entonces que las dos tendencias que hay en mí deben tener direcciones que, desde el punto de vista temporal, son exactamente opuestas.

La tendencia temporal debe ir naturalmente hacia una modificación constante de mi situación temporal. La tendencia hacia el Ser debe ir hacia la aceptación entera de esta situación en cada instante. Es esta dualidad la que debo comprender bien, bajo pena de caer sea en la reivindicación, instinto de vida temporal sin freno, sin limites, sea en la resignación o instinto de muerte temporal. La tendencia a modificar mi situación temporal y la tendencia a aceptarla serían evidentemente irreconciliables si ellas debieran actuar en el mismo plano, Pero no es así. La tendencia a modificar juega en el plano espontáneo de mi vida pasional, ella es cronológicamente la primera.

La tendencia a aceptar juega en el plano de la reflexión consciente donde me veo yo mismo, donde yo soy sujeto para quien mi vida pasional es objeto. Cuando vivo sin reflexionar, el sujeto es el yo, el Ser duerme (aunque existiendo siempre); mi deseo juega sin observador. Quiere decir entonces que lo acepto? No. El Ser duerme, él deja hacer en su ausencia, esa no es una aceptación. Pero cuando el Ser despierta, actúa? Es que cada vez tomo consciencia de mi deseo? No. Todo funcionamiento de la consciencia reflexiva no es necesariamente el Ser. Pues la pasión, sí no hago un esfuerzo interior especial, se embraga sobre mi pensamiento y lo hace actuar. Es así, por ejemplo, que si yo condeno uno de estos deseos de los que tomo consciencia, es que un deseo contrario y momentáneamente más fuerte está embragado sobre mi pensamiento. Cuando el Ser actúa, es decir, lo hace la inteligencia independiente sin el embrague de las pasiones, ningún juicio es dirigido sobre mi deseo, mí deseo no es condenado ni aprobado.

Lo que caracteriza esencialmente el juego del Ser es la sensación interior de una distinción radical entre mi deseo y yo. Yo veo mi deseo como una cosa con la que mi pensamiento no tiene nada en común. El pensamiento puro no tiene nada que mezcle su naturaleza a la del deseo. Él es enteramente otra cosa, está sobre otro plano, no está ni en pro ni en contra de lo que sea, simplemente es. Se empieza entonces a ver lo que es la aceptación real. No es una aprobación, es una distinción, una separación. Yo acepto mi deseo cuando me separo de él, cuando yo me afirmo existiendo al lado de él, otro que él. Vamos a ver más netamente todavía lo que es la verdadera aceptación, precisando lo que ella no es. Cuando tomo conocimiento de mi deseo sin hacer el esfuerzo interior especial que me hace distinto de él, estoy necesariamente vis-a-vis del deseo, ya sea en pro o en contra de él. En este caso, acepto el obstáculo del mundo que todo deseo encuentra virtualmente. En el conflicto donde el mundo y yo somos adversarios, yo acepto el adversario mundo, pero no acepto el adversario yo, porque mi condenación de mi deseo refrena su juego, lo rechaza. Yo acepto el mundo, pero no a mí mismo. No soy imparcial, no acepto todo, Supongamos ahora que estoy por mi deseo, Yo me acepto. Pero esta vez no acepto el mundo-obstáculo. Yo falseo todavía el sentido del combate y me privo de sus efectos.

En qué consiste en los dos casos la ayuda que aporta a uno de los adversarios mi pensamiento reducido y parcial? Esta ayuda es inmensa, pues el pensamiento lanza en uno de los platillos de la balanza la potencialidad absoluta, infinita, que es su consecuencia. Actuando así, él no se limita a falsear parcialmente el combate, lo vuelve nulo, introduciendo una diferencia cualitativa infinita entre los combatientes. La verdadera aceptación simultánea de mi deseo y del mundo-obstáculo es mi presencia arbitrando el combate sin intervenir en él. Es una presencia indiferente al resultado; presencia distinta que, aceptando cada uno de los adversarios con su naturaleza propia, rehúsa agregar a la temporalidad del uno o del otro la potencialidad infinita del pensamiento a la cual ellos no tienen ningún derecho. Esta presencia – es necesario comprenderlo – no es una actitud interior.

En los dos casos de trampa que hemos visto: trampa de reivindicación o trampa de resignación, había una actitud. El pensamiento subordinado por el ser temporal y precipitado en él, tomaba allí forma descriptible, yo me portaba de cierta manera. En la aceptación total, al contrario, donde el pensamiento es puro, donde no hay más trampa, no hay actitud, no hay forma descriptible. Solamente está la forma principal indescriptible que no se deja seducir a vestir lo temporal con una máscara de absoluto. No hay, pues, actitud en la plena aceptación. Si quisiera decir cómo soy cuando acepto totalmente, debería decir que mi pensamiento se traduce sobre el plano temporal proyectando allí un sí y un no simultáneos. Es como decir: yo soy otra cosa que
todo esto. Lo mismo que este pensamiento puro tiene una proyección intelectual en lo temporal, hay allí también una proyección afectiva. Es el sentimiento de que el hecho que exista el combate entre mi yo temporal y el mundo-obstáculo, tal como él pueda ser, está bien.

Para el pensamiento puro, para el Ser, poco importa quién gane, lo que importa es que el combate sea sin trampa. En la medida en que el Ser esté presente, él siente que el combate está bien, que está exactamente en el punto en que tendría que estar. Es así como se debe comprender la aceptación del destino, la certidumbre de que lo que me ocurre, sea lo que sea, es exactamente lo que me puede ocurrir para mejor. La aceptación justa del destino no es la aceptación de todo lo que me podrá venir en el porvenir. Eso sería irreconciliable con la aceptación de mis deseos. La aceptación justa del destino es la aceptación en el instante no en la duración (o si no, se recaería en la resignación). Esto no debe sorprender porque el Ser aceptante es intemporal. Él actúa en el instante que es el punto donde se cortan el tiempo y la eternidad.

En todo esto que precede hemos hablado de deseo sin precisar más. Pero es necesario ahora recordar una distinción muy importante entre dos clases de deseo. Para la primera, que llamo impulso temporal, o más simplemente Impulso, tiendo hacia la simple realización de mi aspecto temporal, hacia la satisfacción de mis funciones. Esto es un deseo natural, perfectamente lógico y normal. Para la segunda clase de deseo, la que llamo
aspiración temporal, tiendo a encontrar en lo temporal la prueba de la realización de mi Ser total. Por ejemplo, puedo experimentar un deseo sexual simple, la necesidad de satisfacer mi función sexual. Pero puedo experimentar el deseo del mismo acto con una mujer apasionadamente amada, buscando allí la sensación de mi existencia divina. En el primer caso se trata de un impulso, en el segundo de una aspiración temporal.

0 bien, puedo tener simplemente hambre (y es un impulso), pero puedo también, siendo muy pobre, reivindicar una de esas comidas que yo veo que otros disfrutan (y eso es una aspiración temporal). El Ser no aprueba más el impulso que la aspiración temporal. No es propio del Ser aprobar o desaprobar lo que sea en lo temporal. Lo que es preciso comprender es que la presencia del impulso es compatible con la presencia del Ser, en tanto que la presencia de la aspiración temporal es incompatible. Pues el impulso es una tendencia limitada que, partiendo en la dirección del absoluto, se detiene antes de haber equivocado su ruta. Al contrario, la aspiración temporal es una tendencia ilimitada que, comenzando en la dirección del absoluto, describe una parábola y cae a cero.

La presencia del Ser – ya lo hemos dicho – es la imparcialidad delante de mi combate contra el mundo. Pero la aspiración temporal supone la parcialidad porque el carácter ilimitado de esta tendencia le viene de la potencialidad infinita que ella roba al pensamiento adormecido. Ella es entonces incompatible con la presencia total imparcial. Cuando yo estoy totalmente presente, acepto por igual mi tendencia y el mundo-obstáculo. Es diferente cuando mi tendencia está constituida precisamente por una negación del obstáculo del mundo. Pero si la aspiración temporal es incompatible con la presencia total, es, sin embargo, gracias a ella que puedo encontrar esta presencia. Pues el pensamiento puro, adormecido al nacimiento, no puede despertarse más que cuando le ha sido robada su potencialidad absoluta. Es entonces cuando ese robo, suscitando el instinto de muerte, habrá puesto todo mi ser en peligro, y yo lucharé por recuperar mi potencialidad absoluta de la iniciativa usurpadora del mundo.

Es trabajando sobre mis aspiraciones temporales, es reduciendo – gracias a mi comprensión – sus manifestaciones a la simplicidad de los impulsos subyacentes, que yo puedo liberar la potencialidad absoluta usurpada y alcanzar mi Ser. La satisfacción de los impulsos no lleva por sí misma al Ser total, sino solamente si es preferida inteligentemente a las aspiraciones temporales que se fundan en ella. Y la obtención del Ser total tiene tanta más posibilidad de efectuarse si la aspiración temporal abandonada era intensa. La angustia que yo siento cuando renuncio a satisfacer mi aspiración temporal mide el grado de mi necesidad de absoluto y mi posibilidad de colmarla. Yo siento la angustia de la divinidad ausente. Me siento tentado a rechazar el impulso y – si la manifestación positiva de la aspiración temporal es imposible – a permanecer en una angustia que es todavía una manifestación, pero negativa, de esta aspiración temporal. Gozar simplemente de la vida pasional según las modalidades correspondientes a mi naturaleza temporal no es fácil de consentir para quien ha conocido la vibración violenta, el gusto intenso de la aspiración temporal.

La vida pasional es más bien insípida y yo no puedo consentir en ella más que gracias a la certidumbre intelectual – si es que actúo así – de llegar a poseer la maravilla que la aspiración me ha hecho entrever. Siempre que esta certidumbre intelectual alcance una fuerza suficiente para engendrar a continuación la esperanza y el amor de lo que me espera en esta vida. Examinemos un momento la angustia sentida ante el abandono de la satisfacción de la aspiración temporal. Es la que yo experimentaba cuando mi pasión estaba amenazada por cualquier obstáculo, es el terror de perder una ilusión divinizante, de recaer en este mundo sin Dios del que mi pasión me había ilusoriamente sacado.

Ella puede ser tan intensa que yo rechace este renunciamiento. Si mi comprensión es tan grande como para hacerme renunciar a ella, esto no impide la angustia. Arriesgo entonces el complacerme en ella, porque ella es todavía una manifestación ilusoriamente divinizante – en modo negativo – de mi aspiración temporal. Por lo tanto, esta manifestación negativa debe ser abandonada tanto como la positiva. Ésta angustia no es directamente utilizable para mi realización; ella me impulsa a rehusar la vida pasional ordinaria. La actitud en la que ella me coloca hace reaparecer el instinto de muerte. Su utilidad desde el punto de vista de mi realización reside solamente, de una manera indirecta, en la advertencia temible y salvadora que ella constituye, en el pavor orgánico que ella provoca en mí y en la apertura que me trae a continuación una comprensión más profunda.

Pero, a la inversa de otra angustia que veremos en seguida, no es directamente utilizable y yo debo esforzarme en liquidarla. Por esto, me es preciso evitar la trampa del enojo, del confinamiento en una angustia que me diviniza al revés. Me es preciso aceptar mi vida pasional simple, abandonando mi complejo de castración, aceptar naturalmente la dicha temporal. Si yo franqueo esta etapa alcanzo una condición donde me será posible conocer una nueva angustia totalmente diferente de la primera, y que esta vez me introduce en el dominio del Ser. Esta angustia no será ya el terror de perder una ilusión divinizante, sino el sufrimiento de no encontrar mi verdadera esencia divina en la expansión de mi naturaleza temporal. Esta angustia no vendrá por sí misma, provocada automáticamente por tales circunstancias temporales. En efecto, la saciedad de la vida pasional engendra el aburrimiento y aun la desesperación, pero no la angustia realizante, porque el hombre que está en este estado sufre de una ausencia, pero de la ausencia de una cosa de la cual no encara la existencia. No basta que la vida pasional plenamente vivida defraude la necesidad de ser absolutamente que tiene el hombre. Es preciso que esta decepción sea interpretada correctamente.

Esta interpretación no es posible sino cuando – en el curso del juego de las pasiones que se satisfacen – yo tiendo al mismo tiempo que hacia mi fin temporal, hacia un fin intemporal consciente que mi impulso no satisface. La angustia realizante no es una angustia automática, sino una angustia que yo debo merecer conscientemente por un trabajo especial. Ella no me es dada, no es el resultado de un problema a resolver, sino el resultado largamente perseguido y difícilmente obtenido de un trabajo persistente. Este trabajo se hace en el curso de la vida, pero, aunque él es sin cesar paralelo a la vida temporal pasional – sin la cual no es imaginable – no está mezclado a ella y permanece siempre interior.

El primer trabajo del cual hemos hablado, aquél por el cual yo autorizo a las pasiones simples por sobre las aspiraciones temporales, se efectúa en el plano temporal: él apunta a una modificación de mi manifestación. Pero este nuevo trabajo del que hablamos ahora no produce una modificación de ningún modo y permanece perfectamente invisible desde el exterior. El trabajo interior consiste en tender lo más constante e intensamente posible hacia la realidad absoluta que la satisfacción de mis aspiraciones temporales me ha hecho presentir, y de la que he comprendido que sobrepasa infinitamente la realidad de lo temporal. En el curso de las alegrías de la pasión, he sentido muy bien que la realidad que entreveía sobrepasaba infinitamente el objeto temporal de mi pasión. He sentido que se trataba de una realidad cósmica inmensa que existía independientemente del objeto temporal particular y vis-a-vis de la cual el objeto temporal no era para mí más que una especie de plataforma contingente de observación.

La pasión no me ha conducido a este dominio sobrenatural, pero ella me ha hecho experimentar su existencia, ella me ha dado la certidumbre. Yo debo tener ahora el coraje inteligente de renunciar a la plataforma de observación y al éxtasis ilusorio que encontraba allí. Renunciando a los reflejos exteriores de esta luz, debo volver mi mirada hacia el centro de mí, y allí donde yo no veo todavía sino oscuridad, conjurar por una aspiración ferviente la fuente luminosa misma que yo sé que está virtualmente presente. Esta aspiración debe hacerse en el curso mismo de la vida pasional ordinaria. Se podría objetar que esto va a desviar mi atención de la vida temporal. Pero no es así, La atención que yo doy a la realidad absoluta no es quitada a la atención temporal. Se trata del despertar de un excedente de atención que dormía, que no estaba en el temporal, y donde este despertar no disminuye en nada la atención temporal.

Es importante comprender la relación exacta de estas dos atenciones. La atención temporal es a la atención absoluta lo que el aspecto temporal del hombre es a su Ser total, lo que la necesidad de ser temporalmente es a la necesidad de ser absolutamente. Las dos atenciones no son divergentes. La atención absoluta prolonga infinitamente la atención temporal sin continuarla en su juego. Una comparación bastante trivial ayudará a comprender esto. Si yo recojo flores para ofrecerlas a alguien, la consciencia que tengo al coger las flores del fin al cual las destino, no me hace distraerme de los gestos que estoy efectuando, pongo atención a la vez al tallo que corto y al sentido lejano de la acción que realizo. La atención que presto a la realidad absoluta no es robada a la atención temporal. Sin embargo, mi estado de atención total va a modificar el juego de mi atención anterior puramente temporal. En efecto, el excedente de atención que no puede emplearse en el objeto temporal inmediato con el cual estoy en contacto en ese instante, se empleará en el temporal de otra manera.

Al estar el Ser dormido y, por lo tanto, sin dirigir mi atención, hacía que ella se gastara imaginativamente en los objetos temporales con los cuales no estaba en contacto inmediato en el instante. Ella se evadía de la prisión estrecha del instante y vagabundeaba en la extensión del pasado y del porvenir. Esto nos hace comprender cómo juega la atención total cuando el Ser está despierto. Ella no considera en el plano temporal más que mi situación temporal actualmente presente, y todo el resto, liberado por esta limitación voluntaria, se lanza por su naturaleza misma hacia una percepción absoluta que ella atrae y conjura en la oscuridad. Nosotros decimos: por su naturaleza misma. Y en efecto, sería inútil y aun erróneo querer encontrar un objeto cualquiera sobre el cual pudiera fijarse esta atención absoluta. Este objeto no es definible, concebible por mí hoy día. Si yo tentara de encontrar uno, caería en una disociación puramente temporal e instalaría en mí una idea fija. Basta que limite mi atención al temporal presente en el instante y que libere por eso todo lo que de mi atención no sabría emplearse allí.

Este excedente virtualmente infinito, así desprendido de la prisión temporal, encontrará solo su vía. Él utilizará esta vez todavía mi imaginación, pero ésta trabajará entonces según el modo de pura evocación de mi material psíquico acumulado. Importa entonces – y con esto basta – que yo comprenda y efectúe la modalidad de atención temporal que corresponde al despertar y al juego de la atención total. Esta atención temporal restaurada en su justa modalidad, reintegrada en la atención total, se limita a mi situación temporal actualmente presente. Esto es mucho más que el objeto temporal que esté en ese momento en mi percepción sensorial y mental. Es este objeto, pero considerado en sus conexiones con toda mi vida temporal, es decir, con todos los fines temporales hacia los cuales yo tiendo.

La atención ordinaria que doy al mundo cuando no hago ningún esfuerzo especial está como pegada al objeto inmediato. Estoy perdido, identificado con lo que hago sin ser consciente de la razón que determina mi acción. Olvido lo que tengo en vista más allá de mi acción. A menudo tengo consciencia de un fin temporal hacia el cual va dirigida mi acción, pero es un fin muy próximo del cual olvido que es sólo un medio hacia otro fin más alejado. Sin esfuerzo especial, soy como miope, con la mirada fija sobre mi acción. Si vivo en la duración por la imaginación vagabunda, casi no vivo allí en la realidad temporal. Al contrario, si restablezco mi atención temporal según el modo correspondiente al juego de la atención total en el que yo me despego de alguna manera de mi acción – viéndola desde más alto – entonces soy consciente, no sólo del objeto particular próximo, sino del objeto temporal más general y más lejano hacia el cual tiende mi acción actual.

En suma, mi atención es tanto mejor, desde el punto de vista del Ser, cuanto más consciente soy de que lo que hago es justo – apropiado a las circunstancias – y de las razones por las cuales estoy en camino de actuar así. He dicho que mi atención temporal debía limitarse a mi condición temporal actual; pero esto no es decir que ella deba detenerse pronto y a la medida de mi pereza. Quiere decir que ella debe impulsarse en mi vida temporal tan lejos como le sea necesario para reencontrar sus límites reales, los que me impone en realidad mi condición temporal. Ella no debe detenerse hasta no haber agotado todo el curso que mi condición temporal le permite y, si esto es necesariamente limitado, está lejos de ser poca cosa. Es fácil constatar con qué inmensa pereza repugnamos guardar en el campo de nuestra consciencia la extensión tan completa como sea posible de nuestra vida temporal.

Cuando se trata de una acción nueva, me siento obligado entonces a considerar en una cierta medida las conexiones que ligan esta acción al resto de mi vida, a mi porvenir temporal. Pero, desde que la acción se repite, ya no estoy obligado a considerar sus razones de existir. Entonces ella se automatiza, es decir, la atención que pongo allí disminuye de más en más hasta tender hacia un mínimum que bien a menudo es cero. Yo hago lo que sea, sin ser del todo consciente de las razones que tengo para hacerlo.

El automatismo es un verdadero dormir de la atención real, un dormir en el curso del cual yo sueño en la imaginación vagabunda. El automatismo del que yo hablo no es el automatismo corporal o mental de ejecución, el cual es necesario y bienhechor. Aquel del que hablo es el olvido, la inconsciencia de mis móviles, es decir, la pérdida de vista del plan general de la modificación temporal hacia la cual tiende mi vida pasional. Es un estado donde ceso de abarcar el conjunto de mi vida temporal y donde, por negligencia de ir hasta los limites reales de mi condición temporal, no acepto estos limites y no puedo efectuar la atención total que supone esta aceptación. Cuando soy consciente de los móviles de esto que hago, cuando estoy consciente de mi acción en tanto que ella está realmente inserta en el conjunto de mi vida temporal, toda aquella parte de mi atención que no está encerrada en los limites de mi situación temporal se lanza hacia una percepción absoluta que ella demanda y suscita. Pero esta percepción absoluta va a tener un aspecto en el plano temporal, ella va a corresponder a ciertas percepciones temporales.

Si ejercito la atención voluntaria, me doy cuenta de que no percibo solamente lo que concierne directamente a mis acciones y sus móviles. No percibo sólo lo que debo percibir para llevar a término lo que deseo. Al mismo tiempo percibo en el mundo que me rodea, cosas que no tienen para mi deseo ninguna utilidad, o bien cosas que observo de una manera desinteresada. Estas percepciones que me ligan a objetos de los que soy efectivamente distinto – puesto que están al margen de mis deseos a los cuales soy atento – corresponden a un contacto real, a una participación real con el mundo. Puedo unirme realmente con lo que percibo fuera de los limites de mi vida pasional, y esto es posible porque he llegado , por mi esfuerzo de atención voluntaria, hasta los límites de esta vida afectiva que abarco enteramente en mi consciencia bajo el ángulo de mi acción actual.

Volvamos todavía sobre la modalidad de atención temporal que corresponde a la atención total. He dicho que debía ser consciente no solamente de lo que estoy en vías de hacer, sino además de las razones por las cuales actúo y que – por intermedio de estas razones – debo ser consciente de mi acción en tanto que ella se inserta en la totalidad de mi vida temporal. Pero estas razones – cuando las persigo hasta el fin – veo que ellas terminan siempre en la afirmación de mí en tanto que estoy en el mundo, a la afirmación de mi aspecto temporal. Cada uno de mis impulsos tiende a querer mi vida. En cambio, mis aspiraciones temporales no tienden hacia mi vida temporal. Ellas no la aman, ellas no la aceptan; pero todos mis impulsos aceptan, quieren, aman la vida a través de todos los objetos que yo amo o detesto. Ser consciente de mis impulsos es, pues, estar consciente – bajo la circunstancia particular en que estoy – del amor incondicionado que tengo de mi vida, de la adhesión que le presto con todas las fuerzas que hay en mí. Es percibir – bajo los objetos particulares que me revelan mis sentidos – el objeto total que los contiene todos y les da su justa perspectiva: mi vida.

Tomemos un ejemplo. Estoy privado de la presencia de un ser que amo, y sufro. Si permanezco interiormente dormido, mi atención queda adherida a esta circunstancia particular y mi imaginación teje sin cesar variaciones dolorosas. Un solo objeto está en el campo de mi consciencia, ese ser ausente, y yo no tengo nada donde apoyar mi afirmación de mí. Busco en vano este punto de apoyo, me hundo, tengo miedo, desespero. Pero si interiormente me despierto, entonces mi atención se desplaza de la circunstancia particular. Ella no la pierde de vista, pero, la contempla como a distancia, en otra perspectiva, abarcando la totalidad instantánea de mi vida, de mi situación en el mundo. Ella percibe no solamente el contenido de mi situación sino su continente. Esto es que yo estoy en el mundo en este instante y que estoy aquí por intermedio de mi sufrimiento actual. Entonces mi sufrimiento deja de ser sólo una falta, una ausencia. Saliendo del plano inferior donde él estaba afectado del signo menos, se integra en un volumen donde no reina la bipolaridad, donde todo es afirmación. Cuando lo veo así, me afirmo en él. En tanto que él es la sustancia actual de mi vida, él me es un punto de apoyo legítimo y eficaz.

Se ve que una tal atención no constituye una disociación, más bien al contrario, una síntesis. Es la atención pasiva ordinaria la que es una disociación. Mi presencia está pegada a la circunstancia particular acompañándose, a causa de mi ausencia a mi vida total, de representaciones imaginarias que me niegan al instante presente. No hay allí entonces disociación de todas mis potencias actuales, sino al contrario, una síntesis de estas potencias. Pero esa síntesis produce en mí una disociación de otro orden. Se trata de la diferencia que existe entre el estado de realización donde estoy actualmente y el estado – que yo concibo más o menos intensamente – donde yo debería estar para cumplir mi verdadero destino infinito. Pues, cuando yo soy consciente de la totalidad instantánea de mi vida temporal, cuando yo ocupo toda su extensión hasta sus límites que yo siento y acepto, el excedente de mi atención, liberado, se lanza, en alas de la imaginación creadora, hacia mi fin absoluto. Supera así mi realización presente, haciéndome sentir la insuficiencia de esta realización.

Mientras más voy por esa vía, más estoy adaptado y dichoso en mi vida temporal, y más, al mismo tiempo, siento la desdicha de haber realizado tan poco de mi Ser total. Alejándome de mi angustia de muerte debida a mi no aceptación de mi condición temporal, yo progreso en mi angustia de vida que no puede ser calmada por la conquista de la totalidad de mi vida temporal. Ella no sería suficiente para compensarme. Y esta angustia de una clase totalmente nueva debe profundizarse poco a poco hasta que se produzca la iluminación, lo que el budismo Zen llama el Satori o apertura del tercer ojo. Hubert Benoit.

martes, 23 de julio de 2013

Los Amortiguadores Libro Cuarto Camino Ouspensky.

Los Amortiguadores Libro Cuarto Camino Ouspensky.

http://todoempezohacemuchotiempo.blogspot.com.es/2013/07/los-amortiguadores-libro-cuarto-camino.html

La conciencia puede ser muy fuerte y definida. Pero en la mayoria de los casos, esta dormida porque , como la mayoria de la gente está dormida en ella todo esta dormido. De modo que la conciencia debe ser despertada. Debemos aprender a entender la verdad emocionalmente en ciertos casos, y podemos hacer esto solo no teniendo miedo a enfrentar en nosotros mismos las contradicciones. Tenemos en nosotros aparatos especiales que nos impiden ver estas contradicciones. Estos aparatos se llaman amortiguadores.



Los amortiguadores son dispositivos especiales, o un crecimiento especial si lo deseas, que nos impide ver la verdad sobre nosotros y sobre las cosas. Los amortiguadores nos dividen en una suerte de compartimientos a prueba de pensamientos. Podemos tener muchos deseos, intenciones y objetivos contradictorios, y no vemos que son contradictorios porque los amortiguadores están entre ellos y nos impiden mirar de un comportamientoal otro. Cuando ud. esta en un comportamiento. piensa que este es todo, luego pasa al otro comportamiento y piensa que este es todo. Estos aparatos se llaman amortiguadores porque, como un vagón ferroviario, disminuyen los choques.



Pero en relacion con la máquina humana son más todavia: hacen imposible ver, de modo que tambien son anteojeras. Las personas con amortiguadores realmente fuertes nunca ven; pero si vieran cuan contradictorias son, serían incapaces de moverse, porque no confiarian en si mismas. He aqui porque los amortiguadores son necesarios en la vida mecánica. Tales casos extremos significan desarrollo equivocado, pero incluso en las personas corrientes, en una u otra linea hay siempre amortiguadores profundamente escondidos.



P. Cuando uno reconoce en si a un amortiguador, ¿Puede hacer algo para liberarse de él?



R. Primero, debemos verlo; antes de verlo, nada puede hacerse. Y si puede hacer algo luego de haberlo visto, eso depende del tamaño del amortiguador y de muchas otras cosas. A veces es necesario tomar un martillo y romperlo; y a veces desaparece si se le arroja luz, pues los amortiguadores no gustan de la luz. Cuando los amortiguadores empiezan a desaparecer y se vuelven menos fuertes, la conciencia empieza a manifestarse. En la vida corriente, aquella es sujetada por los amortiguadores.




De modo que la conciencia debe ser despertada. Debemos aprender a entender la verdad emocionalmente en ciertos casos, y podemos haceresto sólo no teniendo miedo de enfrentar en nosotros las contradicciones. Tenemos en nosotros aparatos especiales que nos impiden ver estas contradicciones. Estos aparatos se llaman amortiguadores. Los amortiguadores son dispositivos especiales, o un crecimiento especial si lo desea, que nos impide ver la verdad sobre nosotros y sobre las cosas. Los amortiguadores nos dividen en una suerte de compartimientos a prueba de pensamientos. Podemos tener muchos deseos, intenciones y objetivos contradictorios, y no vemos que son contradictorios porque los amortiguadores están entre ellos y nos impiden mirar de un compartimiento al otro. Cuando usted está en un compartimiento, piensa que éste es todo, luego pasa al otro compartimiento y piensa que éste es todo.



Estos aparatos se llaman amortiguadores porque, como en un vagón ferroviario, disminuyen los choques. Pero en relación con la máquina humana son más todavía: hacen imposible ver, de modo que también son anteojeras. Las personas con amortiguadores realmente fuertes nunca ven; pero Si vieran cuan contradictorias son, serían incapaces de moverse, porque no confiarían en sí mismas. He aquí porqué los amortiguadores son necesarios en la vida mecánica. Tales casos extremos significan desarrollo equivocado, pero incluso en las personas corrientes, en una u otra línea hay siempre amortiguadores profundamente escondidos.



P. Cuando uno reconoce en sí a un amortiguador, ¿puede hacer algo para librarse de él?



R. Primero, debemos verlo; antes de verlo, nada puede hacerse. Y si puede hacer algo luego de haberlo visto, eso depende del tamaño del amortiguador y de muchas otras cosas. A veces es necesario tomar un martillo y romperlo; y a veces desaparece si le arroja luz, pues los amortiguadores no gustan de la luz. Cuando los amortiguadores empiezan a desaparecer y se vuelven menos fuertes, la conciencia empieza a manifestarse. En la vida corriente, aquélla es sujetada por los amortiguadores.



P. ¿Podría explicar un poco más qué quiere decir con amortiguadores?



R. Los amortiguadores son muy difíciles de describir o definir. Como dije. son una suerte de particiones en nosotros que nos impiden observarnos. Usted puede tener actitudes emocionales diferentes (ellas se refieren siempre a las actitudes emocionales) hacia la misma cosa por la mañana, al mediodía y por la noche, sin advertirlo. O en cierto conjunto de circunstancias, usted tiene una clase de opiniones, y en otras circunstancias otra clase de opiniones, y los amortiguadores son paredes que están entre ellas. Por lo general, cada amortiguador se basa en alguna clase de presunción equivocada acerca de uno mismo, acerca de las propias capacidades, de los propios poderes, inclinaciones, conocimiento, ser, consciencia, etc. Difieren de las ideas equivocadas corrientes porque son permanentes; en circunstancias dadas uno siempre siente y ve la misma cosa; y usted deberá entender que en el hombre nº 1, nº 2 y nº 3 nada debe ser permanente. La única posibilidad que tiene de cambiar es que en él no hay nada permanente. Las opiniones, los prejuicios, las ideas preconcebidas no son amortiguadores todavía, pero cuando se tornan muy firmes, y siempre los mismos, y siempre tienen la misma artimaña de ocultar las cosas de nuestra vista, se convierten en amortiguadores. Si las personas tienen alguna clase de actitud equivocada constante, basada en información equivocada, trabajo equivocado de los centros,emoción negativa, si siempre usan la misma clase de excusa, preparan los amortiguadores. Y cuando un amortiguador se establece y torna permanente, detiene todo progreso posible. Si los amortiguadores continúan desarrollándose, se convierten en ideas fijas, y eso ya es locura, o el comienzo de la locura. Los amortiguadores pueden ser muy diferentes. Por ejemplo, conocí a un hombre que tenía un amortiguador interesantísimo. Cada vez que hacía algo equivocado, decía que lo hacía adrede, como un experimento. Este es muy buen ejemplo de un amortiguador. Otro hombre tenía un amortiguador de que nunca llegaba tarde; de modo que, con este amortiguador, firmemente establecido, siempre llegaba tarde pero nunca lo advertía, y si se le llamaba la atención,siempre se asombraba y decía: "¿Cómo puedo haber llegado tarde? ¡Nunca llego tarde!"



P. Cuando un amortiguador descendió, y se ve algo que parece intolerable, ¿cuál es el próximo paso?



R. Todo el trabajo es preparación para eso. Si uno no trabaja pero sólo piensa que trabaja y un amortiguador desaparece repentinamente por algún accidente, uno se encuentra en una situación muy desagradable, y también ve que sólo pretendió trabajar. Los amortiguadores nos ayudan a pretender en vez de trabajar realmente. He aquí por qué las personas en el estado corriente no pueden tener Conciencia, porque si la conciencia sobreviniera de repente, se volverían locas. Los amortiguadores son útiles a este respecto; ayudan a mantenernos despiertos; pues si los otros lados no están desarrollados, si todo no se pone en cierto equilibrio uno no podría soportarse como es. De modo que ni siquiera es aconsejable destruir los amortiguadores antes que uno esté preparado. Uno primero debe estar preparado. Sólo nos podemos soportar porque no nos conocemos. Si nos conociéramos como somos, eso seria insoportable. P. Empero, uno se ve intelectualmente sin sentir fuertemente.



R. Esta es una pregunta teórica. Uno cesa de ser desarmonioso cuando cesa de ser lo que es ahora. Como uno es ahora, es desarmonioso; luego, consciente de la propia desarmonía;después, nuevamente desarmonioso; otra vez,consciente de esto; y así sucesivamente.



P. ¿De modo que uno jamás puede ser feliz?



R. La felicidad significa equilibrio, y el equilibrio es imposible en nuestro estado, tomando al equilibrio en el sentido de armoniosidad. Siempre estamos equilibrados de cierto modo, pero de un modo equivocado. Si fuéramos armoniosos en nuestro estado actual, no tendríamos razón para cambiar; de modo que la natu raleza dispuso muy bien que no podamos ser armoniosos tales como somos, a fin de que no seamos felices en este estado. La felicidad es armonía entre las circunstancias externas y las manifestaciones internas , y para nosotros eso es imposible, si por felicidad entendemos la armonía.



P. El trabajo parece hacerlo más infeliz a uno.



R. El estudio del sistema, la adquisición de más control, no puede hacer a uno más infeliz. En esto no hay abnegación. Lo que uno tiene que perder es la imaginación. Algo que es real no es obstáculo para despertar. Las cosas imaginarias son las que nos mantienen dormidos, y a lasque tenemos que renunciar.



P. ¿Los amortiguadores se deben a la educación y al medio?



R. A muchas cosas; pero los mejores amortigua dores son creados por la educación de sí.



P. ¿El sistema nos enseña a librarnos de los amortiguadores?



R. Sí, el sistema nos enseña primero a hallarlos. Luego, habiéndolos hallado, usted puede encontrar métodos para librarse de ellos. Nopodrá empezar a trabajar sobre ellos antes de conocerlos.



P. ¿Cómo puede uno encontrar los amortiguadores?



R. Uno no podrá hallarlos a no ser que se observe del modo correcto. Usted debe buscar las contradicciones.



P. ¿Deberán encontrarse los propios amortiguadores o deberán mostrárnoslos? R. En cualquier caso, a usted no podrán mostrárselos hasta que haya hecho todo lo que pueda por sí mismo. De otro modo, las personas jamás creen eso; dicen: "¡Cualquier cosa menos eso!".



P. ¿Decirse a uno mismo "Lo haré mañana" es un amortiguador?



R. No es un amortiguador, sino un método muy bueno de dejar que los amortiguadores marchen bien.



P. Usted dijo que uno debe buscar las incoherencias. Veo muchas de éstas, ¿pero se las anoto a los diferentes "yoes"?



R. Sí, eso está muy bien. Pero cuando estamos en una de estas incoherencias, por lo general estamos identificados con uno de estos criterios y no podemos ver al otro. Cuando usted no está en uno ni en el otro, cuando está a un costado, puede decir: "A veces miro esto de este modo, y a veces de ese modo", pero cuando usted está identificado no puede hacer eso. Deberá tratar de romper esta identificación.



P. ¿Un amortiguador es querer y no querer al mismo tiempo?



R. Eso no es un amortiguador. Un amortiguador toma a menudo la forma de una fuerte convicción.

martes, 16 de julio de 2013

Próxima sesión

Pendiente de confirmar.

NASRUDIN SIEMPRE ESCOGE MAL

NASRUDIN SIEMPRE ESCOGE MAL

Todos los días Nasrudin iba a pedir limosna a la feria, y a la gente le encantaba hacerlo tonto con el siguiente truco: le mostraban dos monedas,una valiendo diez veces más que la otra. Nasrudin siempre escogía la de menor valor.
La historia se hizo conocida por todo el condado. Día tras día grupos de hombres y mujeres le mostraban las dos monedas, y Nasrudin siempre se quedaba con la de menor valor. Hasta que apareció un señor generoso, cansado de ver a Nasrudin siendo ridiculizado de aquella manera. Lo llamó a un rincón de la plaza y le dijo:
—Siempre que te ofrezcan dos monedas, escoge la de mayor valor. Así tendrás más dinero y no serás considerado un idiota por los demás. —Usted parece tener razón —respondió Nasrudin—. Pero si yo elijo la moneda mayor, la gente va a dejar de ofrecerme dinero para probar que soy más idiota que ellos. Usted no se imagina la cantidad de dinero que ya gané usando este truco. No hay nada malo en hacerse pasar por tonto si en realidad se está siendo inteligente.

viernes, 5 de julio de 2013

La medida de la vida

La medida de la vida

La vida no se mide por las veces que respiras,
sino por los momentos que te dejan sin aliento:


“empieza cada día como si tú lo inventaras”


martes, 2 de julio de 2013

Descubrí lo que es bueno para mí.

El pato y la gata

-¿Cómo es que usted se inició en la vida espiritual? –preguntó uno de los discípulos al maestro Sufi Shams Tabrizi.
-Mi madre decía que yo no estaba lo suficientemente loco como para internarme en un hospicio, ni era lo suficientemente santo para entrar en un monasterio –respondió Tabrizi.
–Entonces decidí dedicarme al sufismo, donde aprendemos a través de la meditación libre.
-¿Y cómo le explicó eso a su madre?
-Con la siguiente fábula: alguien le acercó un patito a una gata para que la gata lo tomara a su cargo. Este seguía a su madre adoptiva por todas partes, hasta que un día, ambos llegaron frente a un lago. Inmediatamente el patito entró en el agua, mientras que la gata, desde la orilla, gritaba: “¡Sal de ahí! ¡Te vas a morir ahogado!” Y el patito respondió: “No, madre, descubrí lo que es bueno para mí, y esto es que estoy en mi ambiente. Voy a continuar aquí, aunque tú no sepas lo que significa un lago.”

miércoles, 26 de junio de 2013

martes, 25 de junio de 2013

El camello sin cuerda

El camello sin cuerda
 
 
Una caravana que iba por el desierto se detuvo cuando empezaba a caer la noche.
Un muchacho, encargado de atar a los camellos, se dirigió al guía y le dijo:
-Señor, tenemos un problema. Hay que atar a veinte camellos y sólo tengo diecinueve cuerdas. ¿Qué hago?
-Bueno -dijo el guía-, en realidad los camellos no son muy lúcidos. Ve donde está el camello sin cuerda y haz como que lo atas. El se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.
El muchacho así lo hizo. A la mañana siguiente, cuando la caravana se puso en marcha, todos los camellos avanzaron en fila. Todos menos uno.
-Señor, hay un camello que no sigue a la caravana.
-¿Es el que no atastes ayer porque no tenías soga?
-Sí ¿cómo lo sabe?
-No importa. Ve y haz como que lo desatas, si no va a creer que siguen atado. Y si lo sigue creyendo no caminará.

Los límites no lo impone la realidad, sino nuestras propias

lunes, 17 de junio de 2013

Próxima Sesión

Será el miércoles 26 de junio a las 19h.

Un abrazo

El hombre es el guardian de su corazón, el observador de su mente, el defensor solitario del alcázar de su vida.

El hombre es el guardian de su corazón, el observador de su mente, el defensor solitario del alcázar de su vida.
 
http://aldebaranlaestrelladelbuscador.blogspot.com.es/
 
''Como es el corazón, así es la vida. Lo interior constantemente está convirtiéndose en lo exterior. Todo llega a revelarse. Lo oculto solamente lo está durante un tiempo; al final madura y emerge. Y a partir de los comportamientos que existen en el corazón de un hombre se revelan las condiciones de su vida. Sus pensamientos florecen en acciones; y sus acciones dan el fruto de su carácter y de su ...destino.

La vida siempre está evolucionando en el interior y así surge a la luz, y los pensamientos que se han generado en el corazón al fin se revelan en palabras, en acciones y en logros.

Así como fluye la fuente del misterioso manantial, de la misma manera fluye la vida del hombre desde los rincones más intimos y escondidos de su corazón. Tod lo que será y hará, se generará desde allí.

El hombre es el guardian de su corazón, el observador de su mente, el defensor solitario del alcázar de su vida. Como tal, puede ser diligente o negligente. Puede mantener cada vez más protegido su corazón. Puede tener la hran capacidad de vigilar y purificar su mente, para defenderla de pensamientos injustos; éste es el camino que nos conduce a la iluminación y a la dicha.

Pero también puede vivir con una actitud indolente y descuidada, y abandonar la suprema tarea de ordenar su vida con rectitud. Este es el camino que nos conduce al autoengaño y al sufrimiento. ¡En el momento en que el hombre llegue a comprender que la vida en su totalidad procede de la mente, el camino a la bienaventuranza se abrirá ante él!

(James Allen - extracto del libro ''Desde el Corazón'')

viernes, 14 de junio de 2013

Todo el mundo por descubrir


No sé que opina el mundo de mí, pero yo me siento como un niño que juega a la orilla del mar y se divierte descubriendo de vez en cuando un guijarro más liso o una concha más bella de lo corriente, mientras el gran océano de la verdad se extiende ante mí, todo él por descubrir.

Isaac Newton.

martes, 11 de junio de 2013

Percepción mental

Percepción mental
Una noche, después de ver en un documental sobre serpientes en la televisión, me levanto y salgo al jardín a pasear con mi amigo. Caminando, de pronto me doy cuenta, lleno de horror, de que acabo de pisar una cobra enrollada. Me quedo bloqueado, sin respiración, paralizado de miedo. Creo atención.

Mi acompañante, sorprendido, me demuestra que es una manguera enrollada. El pensamiento "es una cobra", creó un estado emocional alterado, un miedo a morir. El efecto con respecto a mi reacción fue el mismo que si hubiera una cobra bajo mis pies. En muchas ocasiones, nuestros estados emocionales son consecuencia de nuestra percepción mental de las situaciones y acontecimientos que suceden en nuestra vida.

Estar en el presente

Estar en el presente
La historia de Tanzan y Ekido, dos monjes Zen que caminaban por un sendero rural anegado a causa de la lluvia ilustra maravillosamente la incapacidad o la falta de voluntad de la mente humana para dejar atrás el pasado.

Cuando Tanzan y Ekido se acercaban a una aldea, tropezaron con una joven que trataba de cruzar el camino pero no quería enlodar su kimono de seda. Sin pensarlos dos veces, Tanzan la alzó y la pasó hasta el otro lado.

Los monjes continuaron caminando en silencio. Cinco horas después, estando ya muy cerca del templo donde se alojarían, Ekido no resistió mas, ¿“Por qué alzaste a esa muchacha para pasarla al otro lado del camino”? preguntó. “Los monjes no debemos hacer esas cosas”.

“Hace horas que descargué a la muchacha”, replico Tanzan, “¿Todavía llevas su peso encima?”

No hay nada que haya sucedido en el pasado que nos impida estar en el presente; y si el pasado no puede impedirnos estar en el presente, ¿Qué poder puede tener?

sábado, 8 de junio de 2013

¿Estamos malgastando nuestra vida?



El místico Sufí Sheikh Farid, se dirigía hacia el río a tomar su baño matutino. Un buscador le siguió y le preguntó: “Por favor, espera un minuto. Pareces tan lleno de lo divino; pero yo ni siquiera siento un deseo por ello. Pareces tan loco, y observándote he sentido que debe haber algo en ello. Eres tan feliz y extático y yo soy tan desgraciado; pero aún así no aparece en mí el deseo de buscar lo divino. Entonces, ¿qué hacer? ¿Cómo crear el deseo?”.
Farid miró al hombre y dijo: “Ven conmigo. Voy a tomar mi baño matutino. Báñate conmigo en el río y quizás la respuesta pueda ser dada mientras te bañas. De otra forma, veremos después del baño. Ven conmigo”. El hombre se quedó un poco intrigado. Este Sheik Farid parecía un poco loco; ¿cómo iba a responderle mientras se bañaba? Pero nadie sabe cómo actúan los místicos, así que le siguió. Ambos se metieron en el río, y cuando el hombre se estaba sumergiendo, Farid saltó sobre él y le hundió bajo la superficie del agua. El hombre empezó a inquietarse.
¿Qué clase de respuesta era ésta? Al principio pensó que Farid estaba bromeando, pero después la cosa se puso seria. ¡No lo iba a soltar! Se puso a luchar con él. Farid era un hombre muy pesado y fuerte y el buscador era muy delgado –como son los buscadores. Pero cuando tu vida está en peligro… Hasta ese hombre tan delgado arrojó a Farid a un lado, saltó sobre él y dijo: “¿Eres un asesino? ¿Qué estás haciendo? Soy un pobre hombre. Sólo he venido a preguntarte cómo puede surgir en el corazón el deseo de buscar lo divino, ¡y tú ibas a matarme!”.
Farid le dijo: “Espera. Primero unas preguntas. Cuando te empujaba hacia abajo y te estabas asfixiando, ¿cuántos pensamientos había en tu mente?”. El hombre contestó, “¿Cuántos? Sólo uno –cómo salir afuera a respirar”. Farid preguntó, “¿Cuánto tiempo se prolongó ese pensamiento?”. El hombre respondió, “Tampoco eso permaneció allí durante mucho tiempo, porque mi vida estaba en peligro. Puedes permitirte el pensar cuando no arriesgas nada. Mi vida estaba en peligro -hasta ese pensamiento desapareció. Entonces, el salir fuera del agua no era un pensamiento: era todo mi ser”. Farid le dijo: “Lo has comprendido. Esta es la respuesta. Si te sientes asfixiado en este mundo, presionado por todos lados, y si sientes que nada va a pasar en este mundo excepto la muerte –entonces, el deseo de buscar la verdad, o Dios, o como quieras llamarlo, surgirá. Y eso tampoco durará mucho. Poco a poco ese deseo deja de ser un deseo, se convierte en tu ser. La sed misma se transforma en tu ser.
-Te he mostrado el camino”, dijo Farid. “Ahora puedes irte”.

domingo, 2 de junio de 2013

Lo negativo no tiene autoridad natural

Lo negativo no tiene autoridad natural
Cualquiera que piense:”No entiendo, soy estúpido”, en ese estado mental de negatividad dirá: “Si, si, eres estúpido, no comprendes”, tirándolo abajo. Tirar algo abajo es mucho más fácil que apoyarlo o empujarlo hacia arriba.

Lo negativo no tiene autoridad natural sobre ustedes, solo tendrá la magnitud que ustedes le den. La importancia que le den. De esta manera le otorgan cierta autoridad sobre ustedes mismos. Al afirmar esto ustedes dirán: “Esto es ridículo, ¿Quién quiere ser dominado por la negatividad?”. La explicación es: no será una elección libre la que ustedes harán, pues la negatividad vendrá camuflada, disfrazada de algo y le sugerirá, en la forma en que se presente, que puede serles útil tomarla y utilizarla. Así sin pensarlo realmente mucho, la tomaran y el resultado será el correspondiente.

lunes, 20 de mayo de 2013

AVISO

Próxima sesión: día 3 de junio.

ANCIANO EN LOS HIMALAYA

ANCIANO EN LOS HIMALAYA

 Un anciano peregrino recorría su camino hacia las montañas del Himalaya en lo más crudo del invierno. De pronto, se puso a llover.
Un posadero le preguntó:
¿Cómo has conseguido llegar hasta aquí con este tiempo de perros, buen hombre?»
Y el anciano respondió alegremente:
“Mi corazón llegó primero, y al resto de mí le ha sido fácil seguirle”.

Ejerciendo la Maestría...


Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar.¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando.
El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darl ...e muchas vueltas para que sirviera de algo.
Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.
Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial que se convirtió en un lindo mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:
"Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
Es fácil encontrar defectos, cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.....

EL VIAJE DEL BUSCADOR

EL VIAJE DEL BUSCADOR

Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. El había aprendido a hacer caso riguroso a estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió.

Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó, a lo lejos, Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó mucho la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores; la rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada.

Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar. El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, y quizás por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción:

Abedul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días.

Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar. Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla, decía:

Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses, y 3 semanas.

El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba. Una por una, empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que lo conectó con el espanto, fue comprobar que el que más tiempo había vivido apenas sobrepasaba 11 años... Embargado por un dolor terrible se sentó y se puso a llorar.

El cuidador del cementerio, pasaba por ahí y se acercó. Lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.

No, ningún familiar, dijo el buscador. ¿Qué pasa con este pueblo, qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente que lo ha obligado a construir un cementerio de chicos?

El anciano sonrió y dijo:

Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré. Cuando un joven cumple quince años sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí, colgando del cuello. Y es tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:

a la izquierda, qué fue lo disfrutado…
a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.

Conoció a su novia, y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?, ¿una semana?, ¿dos?, ¿tres semanas y media?… Y después… la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuánto duró?, ¿el minuto y medio del beso?, ¿dos días?, ¿una semana?…
¿Y el embarazo o el nacimiento del primer hijo...?
¿y el casamiento de los amigos…?
¿y el viaje más deseado…?
¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano…?
¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?…
¿horas?, ¿días?…

Así, vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos... cada momento.

Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta
y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba,
porque ése es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido.



PSICOLOGÍA ESENCIAL:

https://www.facebook.com/pages/Trabajo-Esencial

lunes, 13 de mayo de 2013

Absorber lo que a uno le enseñan

Absorber lo que a uno le enseñan
Es muy importante absorber lo que a uno le enseñan, y no tan sólo probarlo o engullirlo.
La gente habitualmente se encuentra en tal estado de prisa que no se permite a si misma digerir materiales que, sin embargo solo pueden ser útiles si se absorben.
Existe una parábola acerca de esto que ayuda a fijarlo en la memoria; es la historia de las:

Monedas de Oro

Érase una vez un avaro codicioso que de modo regular se dirigía al rey y le pedía limosna. Cada vez que visitaba al rey salía con una moneda de oro, que agarraba de la mano del monarca y escondía en los pliegues de su manto.
Tan pronto como llegaba a casa, introducía la moneda en un agujero bajo el suelo.
Un día el avaro murió, como a todos nos ocurrirá.
Cuando se encontró su dinero, se observó que en cada moneda figuraba el nombre del rey, y todo el tesoro le fue devuelto a él.

http://aldebaranlaestrelladelbuscador.blogspot.com.es/

AMAR LO QUE SOMOS

AMAR LO QUE SOMOS

Los animales del bosque se dieron un cuenta un

día de que ninguno de ellos era el animal perfecto:

los pájaros volaban muy bien, pero no

nadaban ni escarbaban; la liebre era una estupenda

corredora, pero no podía volar ni sabía

nadar... Y así todos los demás.

¿No habría una manera de establecer una academia

para mejorar la raza animal? Dicho y

hecho. En la primera clase de carrera, el conejo

fue una maravilla, y todos le dieron sobresaliente;

pero en la clase de vuelo subieron al conejo

a la rama de un árbol y le dijeron: “¡Vuela, conejo!”.

El animal saltó y se estrelló contra el suelo,

con tan mala suerte que se rompió dos patas y

fracasó también en el examen final de carrera.

El pájaro fue fantástico volando, pero le pidieron

que excavara como el topo. Al hacerlo se lastimó

las alas y el pico y, en adelante, tampoco

pudo volar; con lo que ni aprobó la prueba de

excavación ni llegó al aprobadillo en la de vuelo.

Convenzámonos: un pez debe ser pez, un estupendo

pez, un magnífico pez, pero no tiene por

qué ser pájaro. Un hombre inteligente debe

sacarle punta a su inteligencia y no empeñarse

en triunfar en deportes, en mecánica y en arte a

la vez. Una muchacha fea difícilmente llegará a ser

bonita, pero puede ser simpática, buena y una

mujer maravillosa... porque sólo cuando aprendamos

a amar en serio lo que somos, seremos

capaces de convertir lo que somos en una maravilla.

Anthony de Mello


http://aldebaranlaestrelladelbuscador.blogspot.com.es/

sábado, 11 de mayo de 2013

martes, 2 de abril de 2013

Perlas Rosadas

Uno puede encontrar muchos caracoles de mar tirados en la playa,
podéis caminar sobre ellos sin daros cuenta, o, si lo deseáis, podéis llevaros algunos a casa.
¿Pero...y sobre las perlas? ¿Quién puede encontrar perlas tiradas en la playa?
Una vez que vosotros sepáis que las perlas pueden ser encontradas, ¿os contentaréis solo con caracoles? ¿Entonces para qué pedir caminos fáciles?......

Entre las perlas existe una variedad extremadamente valiosa de color rosa. Estas perlas rosadas son las más bellas, pero tan raras que son solamente encontradas en los palacios de los emperadores.

¿Quién puede encontrar estas perlas y subirlas a la superficie?
Muy pocos buceadores de perlas alguna vez encontraron una;
mucho menos colectores de caracoles marinos.

Pero el buceador que busca perlas rosadas, no se desanima por los peligros del buceo,
ni por la improbabilidad de encontrar alguna vez la ambicionada perla;
ya que él sabe que aunque encuentre una sola, habrá encontrado un tesoro invaluable.
No importa si vosotros entregáis vuestra vida en búsqueda de la verdad.
Al entregaros, obtendréis los frutos de la vida eterna.

Perlas Rosadas obra de Mawlana Sheikh Nazim